martes, 31 de diciembre de 2019

Año Nuevo

Uno más, y van...
Se termina otro año y caigo indefectiblemente en la trampa del balance. Por qué te cuento esto a vos, te preguntarás. Porque sos mi deseo para el 2020. Sos mi deseo desde hace ya varios años. Conciente de que no te interesa serlo, sigo poniéndote ahí, en ese lugar, como si no me importara seguir dándome la cabeza contra la pared, como si no doliera hacerlo.
Se supone que tendría que usar este espacio para dejarte buenos deseos y sacarte una sonrisa. Hoy no va a poder ser, perdón. Porque hasta que no haga carne la realidad, voy a seguir fantaseando con que me querés. Posta que esto domina mi vida, cada día, y me enfrenta a una gama de sentimientos que desconozco en mí.
Dejarte ir significa enterrar a mi yo adolescente, la rebelde, la mandada, la que no le tiene miedo a nada, la que cree que todo es posible, la que tanto amo. Parece que ya es hora que abrace a mi yo adulta y siga sus pasos, previsible, respetuosa, atada a la rutina y cautelosa. Y que mi vida continúe. Como sea.