viernes, 14 de julio de 2017

QUERERTE A VOS...

Hice una jugada con la certeza de que quien te ama, no te amarra... te despeina. Quiero llenarte la boca con besos pintados a puro rojo y que me arranques la ropa como si fueras un niño abriendo un regalo navideño. Quiero ese entusiasmo en tus ojos descubriendo mi piel, mis imperfecciones, mis cosas únicas, mis lunares, mis cicatrices, mis olores. Quiero el cosquilleo que provoca un salto al vacío, pero lo quiero saltando en tu pecho. En vos se derriten todas mis inseguridades, mis disfraces, mi dolor. Quiero que me abras como a un libro, que marques con tus dedos cuál página te resultó mejor y que escribas en mi vientre sobre los gritos que provoca un amor.

Lo bueno de todo esto, es que no te necesito para ser quien soy, porque nunca cambié por nadie... ni siquiera por vos.

Aprendí mucho de mí cuando te descubrí, porque nunca nadie me quiso así... desnuda, íntegra, original... ni siquiera yo. Aprendí que cuando no me aceptan es tiempo de decir adiós, que nadie debe ni puede corromper lo que en realidad soy.

Vos me miraste el alma, me leíste a los gritos, sonreíste entre lágrimas y me enseñaste a no dejarme atrás. Aprendí de vos, aprendiste de mí. Sé que al final de esta hermosa locura vamos a llevarnos todo para no caer en la tentación del requerimiento, de la necesidad, de la necedad.

Lo bueno es saber que puedo marcharme ahora mismo, que podés marcharte ahora mismo... porque nunca nos dejamos en segundo lugar.

Hice una jugada a sabiendas de que no estoy entre tus manos ni tampoco lo estaré, sino a tu alrededor, libre... queriéndote incluso en las soledades más frías.

¡Carajo! Yo me enamoré de vos como me enamoré del viento, y del agua, y del fuego... salté hacia tu lugar incierto y loco y desatinado. Salté sabiendo que antes de caer yo... caería el miedo.

No nos tenemos, nos queremos... y ese, es un fenómeno que pocos entienden. Cómo mierda se explica algo con tanto y tan poco sentido, como lo que yo he sentido. Cómo mierda desestimar sin lastimar la soberbia de quienes se llaman amores, esposados lejos de sus sueños. Ese es el miedo que todos tienen, el de perderse en lo ajeno. Eso es porque no encontraron nunca a alguien que los hiciera encontrarse, quererse y animarse. Eso es porque aún, realmente no se han enamorado.

Quererte a vos,
es querer al mundo.

Maru Leone. Morite de amor, cagón.

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