martes, 4 de julio de 2017

UNA VEZ MÁS

Te quiero, es domingo y no debería largarte este choclo ahora. Si no tenés ganas, no lo leas ya. Guardalo para cuando puedas. Perdoname que sigo haciendo estas estupideces, es que llega un punto en que me explotan las palabras en el pecho. Perdoname. Y encima tengo que pedirte que me respondas. Porque necesito escuchar - leer - lo que pensás de mis desvaríos. Necesito creer que no estoy tan perdida, que puedo llevar adelante esto, sin joderte la vida.

Vos decís que voy a poder bancarme esto?
Entendeme, sé que me dijiste que cuente con vos, que te interesa, que es algo que querés hacer. No tengo motivos para no creerte. Mi miedo radica en MIS posibilidades. YO voy a ser capaz de trabajar juntos? Sigue pasando el tiempo y cada vez estoy más pegada a vos. Es una chiquilinada, lo sé, lo acepto. Soy una mujer adulta con un metejón de una adolescente. No sé qué más hacer. Probé de todo, te juro. Toda idea que se me ocurrió para desapegarme emocionalmente de vos. Te juro, creeme. Y sigo poniéndome en esta posición en la que termino siempre con esta angustia porque no soy capaz de pensarme sin tu presencia. Es, a la vez, la declaración de amor más romántica de mi vida y la situación más enredada en la que me puse jamás. A esta altura, vos entendés que la cosa corre por dos carriles, no? Racionalmente, manejo mi vida diaria, trabajo, disfruto, proyecto, creo (de crear, no de creer). Hay un momento (ojalá fuera sólo uno) del día, en el que cambio el carril del raciocinio por el emocional. Ahí me siento como una pollita mojada, tembleque, solita y sin saber adónde ir. Y no son necesariamente momentos en los que estoy sola en casa, ponele. A veces estoy rodeada de gente, conocidos, los pibes de la escuela, amigos, compañeros, y me agarra. Lo que inevitablemente me levanta son tus palabras. Mirá qué poder que te otorgo, no? Tus palabras, en este punto, casi cualquiera, que leo y releo en mi memoria (porque otra vez tomé la costumbre de borrar todo, en un intento de exorcizar esto). Son tus palabras las que abrazan a esa pollita mojada y le hacen sentir que todo es posible. Mierda! Es una cagada esto. Estás leyendo y seguramente pensando que siempre termino cargándote con mis rollos. Me entendés por qué sigo estirando todo? Más allá de las contingencias, pude haber priorizado esto, pero no tenía las fuerzas para enfrentar lo que te estoy diciendo ahora.
Nene, decime que me entendés. Que no te enojás. Yo sé que me querés, que te jode que te cuente estas cosas porque tu intención no es lastimarme ni hacerme sentir mal. Sé que lo tuyo es sincero y amigable, no me sale otro término, perdón. Todo eso lo sé. Todo eso va por el carril de la razón. Mi corazón, however...
Por eso quería verte. Demostrarme que puedo estar cerca tuyo y comportarme como una persona normal. Las cartas del Tarot me dicen que no puedo. El I-Ching me dice que no puedo. Yo soy caprichosa y digo que tengo que poder. Me importás demasiado como para perder la posibilidad de trabajar juntos. No tengo idea cómo lo voy a hacer, pero te aseguro que yo siempre logro lo que me propongo con todas mis fuerzas.

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